Los islamistas radicales aspiran a imponer en todo el país la «sharia», que ya se aplica en el norte.
Las desigualdades entre norte(musulmanes) y sur(cristianos), una zona rica en recursos naturales frente a otra carente de ellos y las diferencias entre musulmanes y cristianos son siempre motivo de enfrentamiento por sí solas. En Nigeria, el país africano más poblado, con más de 150 millones de habitantes, dichos factores exacerban la violencia hasta el mismo día de Navidad con cinco atentados, tres de ellos contra iglesias, y a terminar con la vida de 40 personas.
El acoso a la comunidad cristiana no es nuevo, por ejemplo la Fundación Stefanos está en el país para protegerlos. «En los últimos tiempos, las iglesias del norte y el centro de Nigeria han sido víctimas de discriminación, intimidación, una horrible violencia, todo ello incentivado por el terrorismo islámico y el expansionismo». En esta ONG no sólo trabajan para que se haga justicia en las Cortes sino que también ayudan a las viudas y a los huérfanos que deja este cruel radicalismo. «Cientos de hogares e iglesias son quemadas, los cristianos son aterrorizados, asesinados a machetazos o disparados». En la Fundación Stefanos explican que el Gobierno y los militares dan muy poca protección, o ninguna, y se vuelven cómplices en estos ataques. «En el noroeste, las víctimas no tienen derecho a ayuda si son cristianos».
Un Gobierno sin liderazgo
La religión en Nigeria es muy importante y juega un rol clave en la vida de la mayoría. «El cómo impacta en la vida de cada uno es una historia distinta, pues el país está sumido en la corrupción», cuenta Damilola Oyedele, jefa de la redacción on-line del diario «YNaija». Y pone como ejemplo las salvajes manifestaciones que hubo tras las elecciones presidenciales de abril: «Muchos islámicos dirán que su religión es la de la paz, pero una y otra vez, muchos de ellos recurren a la violencia».
Un Gobierno sin liderazgo
La religión en Nigeria es muy importante y juega un rol clave en la vida de la mayoría. «El cómo impacta en la vida de cada uno es una historia distinta, pues el país está sumido en la corrupción», cuenta Damilola Oyedele, jefa de la redacción on-line del diario «YNaija». Y pone como ejemplo las salvajes manifestaciones que hubo tras las elecciones presidenciales de abril: «Muchos islámicos dirán que su religión es la de la paz, pero una y otra vez, muchos de ellos recurren a la violencia».
Fuente: La Razón